Diálogo con Emilia Ferreiro,
“No es un pecado capital cometer un error de ortografía”
Por Nora Veiras
El documento es extraído de la página digital del diario Argentino “página
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Para Ferreiro,
Emilia Ferreiro postula que los niños llegan a la escuela con conocimientos previos importantes, es decir tienen un “camino andado” y ese camino es vital respecto para el resto del contenido fundamental del primer año de primaria, que es la alfabetización. En las etapas iniciales, los niños se interesan por la escritura ya que notan que es un objeto valioso en la sociedad (tiene muchísimo valor para la sociedad en la que están insertos), por lo tanto es necesario que los profesores tengan conciencia de lo que ocurre.
Con respecto a la opinión de los profesores ante el clima de “alfabetización”, se puede dilucidar que han reconocido que la educación actual no se puede seguir haciendo como está, pero la gran mayoría utiliza múltiples excusas para no hacer un verdadero cambio (ya sea por recursos, cantidad, etc.). La autora expone que lo más complicado de lograr es el “respeto intelectual” (en la que se debe reconocer que el niño es un interlocutor válido e inteligente, con el cual se puede dialogar) ya que en la educación actual priman los términos autoridad v/s incapacidad (yo soy autoritario, porque tú eres incompetente). Esta “autoridad” se otorga roles que no le corresponden, como por ejemplo el “rol de corrector” (por ejemplo: revisar el propio texto corresponde a una escritura responsable, pero cuando la maestra se reserva para sí la función de correctora, impide aprendizajes que son esenciales).
Para la autora…
- ALFABETIZAR es: “Introducir a la cultura escrita del tiempo que vivimos” y es en gran parte función de la escuela hacerlo efectivo (“tiempo que vivimos debe considerar”: Internet, computadoras, etc.).
- Hay que aprender a utilizar pertinentemente las letras, pero no hay que olvidar de otros aspectos y menos poner todos los aspectos formales por delante (ya que esos “aspectos formales” no introducen bien a la cultura escrita”).
- El reconocer grafema con fonema y ser capaz de escribirlo, es apenas UNO DE LOS INDICADORES para reconocer avances, también hay que reconocer que distinga lo que es una poesía de una narrativa, que sepa que una definición de un diccionario no se realiza como un cuento, que sepa que es buscar información, que sepa cuándo la encontró, entre otros.
- LO QUE SE PUEDE HACER EN PREESCOLAR ES EXTRAORDINARIO, sin la intención de hacer enseñanza precoz, sino pensando que son chicos inteligentes, interesados y que pueden abordar a cierto nivel los objetos de la escritura.
- Tecnología de hoy impulsa a à “El medio suscita la rapidez y la no revisión” (por ejemplo: correo electrónico sugiere “no pienses mucho y contesta de inmediato”, o el Chat que sugiere una ortografía desviante a propósito.). A raíz de la comunicación en Internet y todo lo que propone la tecnología actual, se esta instalando una tolerancia ortográfica que era desconocida.
- En lugar de pelearse con la tecnología, la escuela debería preocuparse por hacer un uso inteligente de ella, sobre todo cuando son tecnologías que llegaron para quedarse (caso similar a lo que sucedió con las calculadoras años atrás).
- La ortografía es trascendental para mantener la intercomunicabilidad entre hablantes hispanos que pronunciamos de maneras muy distintas las cosas, pero no es un pecado capital cometer un error de ortografía.
- Alfabetización es un PROCESO y no un estado que de logra de una vez por todas. Por esto hay cadenas de responsabilidades en cuanto a alfabetizar ya que ella no es cosa de primer y segundo grado exclusivamente (en cada nivel educativo hay nuevos desafíos en torno a la alfabetización).
- El docente desde el punto de vista del accionar debe pensar “todos pueden”, ya que si parte con la concepción de que sólo algunos podrán, terminará condicionando las posibilidades de los niños (muerte escolar anunciada). Finalmente el maestro para ser un verdadero compañero en el aprendizaje debe generar entusiasmo, compromiso, se debe sorprender con las preguntas de los niños, los deja hablar, toma nota de sus dificultades, de la información que van trayendo y ¡nunca deja de enseñar!
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